Hace cinco años, cuando tenía 12 años, Alec Silverman de Fort Lee chocó con otro jugador en el campo de béisbol. Lo llevaron al Centro Médico de la Universidad de Hackensack. Fue todo un éxito. Alec sufrió una fractura de cráneo, una fractura de órbita, múltiples fracturas faciales y una hemorragia cerebral, lesiones que debían ser monitoreadas de cerca. Alec sobrevivió a sus heridas y el verano siguiente al incidente visitó la sala de emergencias y la unidad de cuidados intensivos pediátricos con una pila de peluches de Jorge el Curioso envueltos y una nota de aliento para los niños que habían resultado heridos. A sus esfuerzos los llama 22K –su número favorito y referencia del béisbol– y le gustaría poder incorporarlo como una organización benéfica. Su misión es combinar sus donaciones y discursos en un programa que eduque a los jóvenes y a sus padres sobre la gravedad de las conmociones cerebrales y el síndrome del segundo impacto. Es portavoz de The Brain Injury Alliance de Nueva Jersey y continúa visitando las unidades del hospital cada Navidad y en el aniversario de su accidente, siempre llevando animales de peluche de Curious George. El estudiante de secundaria tiene aspiraciones de jugar béisbol universitario.